Cómo reconstruir e impermeabilizar hormigón con presencia de varillas o vigas oxidadas
El hormigón armado es un material compuesto por hormigón y una estructura de acero con barras redondeadas, lisas o perfiladas.
A la resistencia que el hormigón opone a la compresión, se suma la resistencia a la tracción que ofrece el acero.
El hormigón tiende a deteriorarse por la oxidación de la armadura, o por la pérdida de consistencia cementosa provocada por distintas causas.
Por qué se deteriora el hormigón armado
Corrosión de la armadura
Es la causa más frecuente por la cual se deteriora el hormigón armado. El principal componente del hormigón es el cemento. Debido a la composición del cemento (óxido de cal, óxido de aluminio y óxido de sílice), cuando se produce su hidratación y posterior endurecimiento (fraguado) quedan poros que contienen Ca(OH)2 disuelto.
Estos poros ofrecen el medio alcalino necesario (pH 12,5 o superior) para la protección anticorrosiva (pasivación del acero) de la armadura, pues forma una película contínua y adherente de óxido férrico.
¿Qué causas y procesos inciden en la destrucción de esa película protectora?
1. Existencia de poros y fisuras en el hormigón.
2. Carbonatación: el CO2 de la atmósfera penetra en el hormigón por sus poros y reduce el Ca(OH)2 al transformarlo en carbonato cálcico,
CO2 + Ca(OH)2 CaCO3 + H2O
que, si bien no daña el hormigón, deja a la armadura sin su protección anticorrosiva alcalina.
El proceso de carbonatación se constata cuando el pH del hormigón baja del punto crítico pH < 9,5.
3. Sulfatación: es el resultado de la acción del SO2 que contiene el aire, a través de las lluvias ácidas, sobre el hormigón. En la actualidad se ha demostrado que el deterioro que produce es superficial, con una profundidad máxima de 5 mm.
4. Contaminación con sales (cloruros): los ambientes marinos, la sal en la atmósfera, la utilización de cloruros para rebajar el punto de congelación del agua, etc., pueden corroer el acero, al ser el ión Cl uno de los agentes más agresivos.
La corrosión del acero provoca un aumento de su volumen original (1 mm de acero produce entre 2,5 y 5 mm de óxido), tensionando el hormigón que le rodea, y produciendo finalmente fisuras, grietas y la destrucción final del hormigón.