Repicado de superficies en mal estado y apertura de grietas
Esta parte de la obra es de vital importancia. Si no detectamos las zonas que requieren ser extraídas y trabajamos sobre ellas, al poco tiempo de ejecutar y dar por terminada la obra, dichas zonas pueden desprenderse.
En primer lugar debemos identificar las zonas a eliminar. Para ello, existen diferentes maneras de localizar soportes que precisan de su extracción, pero generalmente, el más habitual es el golpeo en el paramento con el fin determinar si el enfoscado está adherido sobre la estructura.
En los casos en que, sin más, el golpeo “suena a hueco”, el mortero debe ser eliminado. Aunque, según qué casos, será necesario utilizar herramientas como por ejemplo, un
martillo.
Según el estado del soporte, será necesaria la eliminación de la totalidad de enfoscados, revestimientos, etc., o bien serán actuaciones puntuales. Trabajaremos con herramientas apropiadas (escarpas, macetas, espátulas, pequeños martillos neumáticos…) con el fin de extraer lo más deteriorado.
Grietas y fisuras
Por lo que respecta a grietas y fisuras, (tratadas ampliamente en capítulo 6 del presente manual) deben ser saneadas mediante su apertura en forma de “V”. Se trata de efectuar una reparación que permita absorber los mínimos movimientos que se producirán en una grieta estática, sin que se produzca una rotura nuevamente en este punto.
Las grietas y fisuras bien rehabilitadas van a evitar que la fachada se vea seriamente afectada por accesos abiertos a la acción del agua. El primer paso, es abrirla en “V” para su posterior relleno y puenteo con un material elástico.